Comentario formal del Matrimonio Arnolfini de Jan van Eyck

Mientras en la mayor parte de Europa en las primeras décadas del siglo XV predomina un gótico de estilo cortesano vinculado al auge de las cortes europeas, en Holanda emerge una extraordinaria escuela de pintura a los cuales se les considera creadores de un Renacimiento nórdico paralelo al Italiano, aunque nada más lejos de la realidad. Estos «primitivos flamencos» crearon un nuevo modelo de pintura.

También hay cambios en la esfera social, ya que se consolida la burguesía como mecenas, cuyo gusto está alejado del refinamiento y elegancia de las cortes; además el siglo XV es el siglo de la crisis europea de la Edad Media, en este momento el Sacro Imperio Romano Germánico está en decadencia y durante esos años se suceden algunas de las guerras más importantes, como la guerra de los Cien Años (1337-1453) entre Francia e Inglaterra. Posteriormente,  aconteció el problema de Borgoña que trasciende al ámbito de nuestro pintor, cuando Felipe III de Borgoña unifica en 1433 los Paises Bajos y Bélgica.

Es en este contexto histórico donde nace y vive Jan van Eyck (Maaseik, c. 1390 – Brujas, 1441), que como he nombrado antes, fue uno de los más famosos pintores de la época ya que incluso llegó a ser pintor de la corte para el duque de Borgoña: Felipe III el Bueno y al cual sirvió para otros asuntos cortesanos y de diplomacia (lo cual dice bastante de su buena relación).

Matrimonio Arnolfini de Jan van Eyck

Una de las obras más famosas de la pintura flamenca y de este autor es el cuadro del Matrimonio Arnolfini. Este cuadro se encuentra actualmente en el National Gallery de Londres. Fechado en 1434 y realizado en óleo sobre tabla (82 x 60cm) se clasifica dentro del estilo Gótico flamenco.

Este cuadro es por un lado la imágen de un matrimonio común en el interior de una casa de clase media acomodada pero al mismo tiempo está lleno de símbolos y detalles con contenidos complementarios.

Jan van Eyck es el más grande de los flamencos, pudiendose comparar a Giotto en Italia. Sin duda, su afán por usar un lenguaje de símbolos y metáforas lo hace especial. Fue capaz de crear espacios ilusionistas sin necesidad de fórmulas matemáticas, como podemos ver en el cuadro en la consecución de esa profundidad y perspectiva, creadas a través del uso de un espejo en el fondo, técnica más tarde recuperada por el renombrado pintor español Diego Velázquez en su obra Las Meninas. Este pintor adquirió una portentosa técnica que le permitia reproducir la realidad con una minuciosidad extraordianaria. Es este un ejemplo claro de esa perfección técnica.

En el cuadro se representa a los dos protagonistas en primer plano. Un matrimonio de mercaderes italianos que prosperaron en territorio flamenco. Él mantiene la mano alzada como si estuviera bendiciendo y toma la mano de la mujer, mientras ella se recoge el vestido sobre el vientre. Estas posturas hacen referencia a los papeles que ocupaban cada uno en el matrimonio; en el caso del hombre, bendice con una mano a su mujer y con la otra sostiene de forma autoritaria la mano de ella, que de forma sumisa, agacha la cabeza.
Los ropajes de ellos revelan la alta posición social que ocupan. Él con un tabardo oscuro de piel y ella con un vestido verde (color de la fertilidad) en el que Van Eyck recrea de forma exquisita los pliegues, algo muy característico en la pintura flamenca.

El resto de elementos que pueden parecer puramente anecdóticos son totalmente intencionados y contienen un alto nivel simbólico. En primer plano encontramos el perro que representa la fidelidad en el matrimonio.

Detalle de zueco y alfombra

Los esposos están descalzos y en el suelo de la estancia vemos esparcidos los zuecos. Los de ella, rojos, simbolizan la posición de la mujer de encargarse del hogar. Los de él más próximos al espectador hacen referencia a la obligación del hombre de llevar la prosperidad económica al hogar. Junto a los zuecos de la mujer se puede observar la minuciosidad de la alfombra, de una calidad casi fotográfica.

Sobre la repisa de la ventana encontramos frutas, en concreto, naranjas. En Flandes era muy común la presencia de frutas exóticas, debido a su actividad comercial, aunque eran un objeto difícil de conseguir y por eso sólo tenían acceso a ellas las familias más pudientes. Más adelante en cuadros del Barroco esta fruta tomará gran importancia. En este caso, es de nuevo una metáfora de la fruta prohibida, que a su vez hace referencia al pecado de la lujuria y con él, a la pérdida de la gracia.

Pero el elemento más importante de todo el cuadro es el espejo. Con él, Jan van Eyck consigue dotar de profundidad al cuadro y crear uno de los primeros trampantojos (trompe l’œil) de la historia. Como vemos en el detalle, es en el espejo donde están representados dos figuras, posiblemente el sacerdote que preside la boda y el testigo, que en este caso es el propio pintor.

Detalle del espejo

Además, se ven las espaldas de los recien casados. Todo un trabajo de minuciosidad y perfección milimétrica que culmina con la elaboración de diez escenas del Via Crucis. Como dato informativo, decir que el espejo mide 5,5 centimetros y cada escena de la Pasión 1,5, lo que nos habla de la belleza minuciosa de la obra.
Como he dicho anteriormente, este recurso de «el cuadro dentro del cuadro» fue usado con posterioridad por pintores de gran renombre como Velázquez o Rubens.

Además de estos detalles, también contemplamos elementos religiosos, como el rosario, una imágen de Santa Margarita o Santa Marta, el candelabro con una sola vela en relación a la presencia de Cristo o la cama que alude a la posición social.

Actualmente, se han hecho estudios al cuadro que han demostrado que muchos de estos elementos simbólicos fueron añadidos con posterioridad. Esto demuestra que realmente, la pintura no era más que una vía para demostrar el poder que poco a poco fue adquirieron Arnolfini. Otras hipótesis que intentan descifrar el misterio que rodea al cuadro, dicen que la escena representada pudo ser invención del pintor en acuerdo con el mercader; un posible exorcismo o ceremonia para conseguir la fertilidad, puesto que Giovanna nunca tuvo hijos (esto rebate la creencia de que la mujer en el cuadro está embarazada).

Para finalizar, decir que este cuadro ha viajado por multitud de lugares y que ha pertenecido a colecciones de personajes ilustres, como la gobernadora de los Paises Bajos,  Margarita de Austria o  Jorge IV. Estuvo en los Paises Bajos, el Palacio Real, el Museo del Prado y finalmente fue adquirido por la National Gallery de Londres.

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Una respuesta a Comentario formal del Matrimonio Arnolfini de Jan van Eyck

  1. Sara Reyes dijo:

    Sencillamente exquisito, espléndido….

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